El peso de lo invisible
Imaginar lo que no se ve
Resumen
La arquitectura del siglo XX produjo una parte importante de sus imágenes a partir de los viajes. Vers une architecture fue el medio que hizo público el entusiasmo de Le Corbusier por aviones, automóviles y barcos, en su doble vertiente: por un lado, la fascinación por las máquinas —construcciones humanas precisas, eficientes y replicables, que encarnaban para él el espíritu nuevo de la producción industrial y cuestionaban la forma en que el hombre había construido sus ciudades— y, por otro, una atracción inevitable por las posibilidades que ofrecían los nuevos desplazamientos —experiencias que conjugaban tiempo y espacio como una forma de conocimiento—. Primero fue el Grand Tour, peregrinaje mandatorio para la joven elite europea en el que el mundo clásico bordeando el Mediterráneo se convertía en destino, y que llevó al propio Le Corbusier a las puertas de la Acrópolis. Luego vinieron los viajes transatlánticos: el paisaje de horizontes ilimitados y la vista del vuelo de pájaro llenaron el imaginario del turista, y las idas y vueltas entre el Viejo y el Nuevo Mundo se cargaron de opuesta significación. Desde la América colonizada, cruzar el océano era una especie de retorno temporal y nostálgico a la patria, al menos a aquella cultural. Desde la otra orilla, el mismo viaje tenía algo transformador: la oportunidad de una vida mejor, la búsqueda de nuevos mercados, y a veces la huida de un mundo hostil, gastado y sin brillo.
Citas
2. Amereida, volumen primero, colección Poesía. Editorial Cooperativa Lambda, Santiago, 1967.
3. L. Carrroll: The Hunting of the Snark (An Agony in 8 fits). Macmillan Publishers, Londres, 1876.
4. S. Steinberg: View of the World from Ninth Avenue. Portada de The New Yorker. F-R Publishing Company, Nueva York, 29 de marzo de 1976.
5. S. Radic: “Frágil fortuna”. Original de 1998. En: S. Radic: Bestiario. ARQ+2. Ediciones ARQ, Santiago, 2014.