Adobes caroyenses – un desarrollo experimental innovador
Resumen
Este documento presenta la primera etapa de un trabajo experimental que tiene como meta desarrollar adobes livianos, tan livianos como sea posible, pero que posean suficiente resistencia mecánica para ser usados, eventualmente, con capacidad portante. En esta etapa, los adobes se
moldean a mano utilizando la tierra, los moldes y el personal calificado de una fábrica de ladrillos cerámicos macizos. Como innovación, para reducir la huella ambiental del proceso, se elige un desecho industrial de la maní o cacahuete (Arachis hypogaea L), en reemplazo de las fibras de paja que se agregan usualmente como estabilizante orgánico. Los satisfactorios resultados conseguidos en los ensayos de compresión, efectuados en un laboratorio, demuestran la factibilidad de ejecutar las próximas etapas proyectadas. Los ensayos de caracterización gravimétrica y de plasticidad, revelan que los suelos analizados corresponden a tierras arcillosas, las cuales, estabilizadas con “cáscaras” de maní, se presentan entonces como una combinación adecuada para reducir la densidad aparente de los adobes; con esto, disminuyen las cargas de inercia actuantes durante los eventos sísmicos y mejoran las características térmicas de los cerramientos, que son los objetivos buscados finalmente. Las ventajas térmicas quedan evidenciadas ejecutando un software desarrollado en base al modelado matemático. La denominación de “caroyenses”, que alude a la ciudad donde se fabricaron, los identifica, diferencia y los destaca como un tipo innovador de adobes, ya que no se encontraron antecedentes del uso de las cáscaras de maní como estabilizante orgánico en piezas de albañilería de tierra.