Presentación
Resumen
A principios del siglo XXI, el interés por la tierra como material de construcción se encuentra en un estadio suficientemente maduro y ha dado lugar a frutos palpables y relevantes tanto en el campo de las realizaciones prácticas como en el de la investigación científica. Podemos felicitarnos, además, al señalar que nunca anteriormente había existido un interés semajante por el estudio, la documentación y la catalogación del patrimonio tradicional construido con tierra.
Sin embargo, la arquitectura de tierra sigue ocupando un lugar notablemente marginal en el panorama general de la construcción en Europa, y sólo ha experimentado un crecimiento y una modernización significativas en las antiguas colonias de poblamiento europeo como Estados Unidos o Australia, cuya relación con la industrialización y cuyo concepto del progreso resultan quizá menos restrictivos que los aplicados históricamente por la propia Europa en su ámbito. Mientras, en Iberoamérica, Asia o África, la construcción tradicional con tierra se mantiene como un sustituto no deseado de la construcción convencional “a la europea”, e integra una gran masa de realizaciones de contenido fundamentalmente social que actúan de barrera precaria contra lo que Julián Salas denomina “el hambre de vivienda”.